El 22 de julio
de 1969 Las Cortes ratifica la propuesta por la cual Juan Carlos I sería
nombrado sucesor de Franco con título de Rey.
Al anunciarse
la muerte de Franco (20-11-1975), Juan Carlos, jura acatar los Principios del Movimiento Nacional, destinados a perpetuar el franquismo.
No obstante, promueve el Referéndum para la reforma política, con un
abrumador apoyo del 94% a favor de la reforma que inició la Transición Española hacia la democracia. Fue proclamado rey de España por las Cortes Españolas como Juan Carlos I de España el 22 de noviembre de 1975.
Hasta aquí los datos. ¿No perciben algo raro? A mí me
chirría bastante.
Este hombre jura sobre la Biblia. Supongo que es
conciente de lo que un juramento conlleva. A pesar del compromiso contraído
promueve un referéndum para hacer lo contrario de lo que juró. Una vez
conseguido sanciona la nueva constitución el 27 de diciembre.
¿Qué valor tiene para este hombre un juramento? Ahora
juro esto, luego lo interpreto, ahora juro lo otro… ¿Qué legitimidad tiene un
perjuro? Para mí ninguna.
El
23 de febrero de 1981, interviene para desbaratar un golpe de estado. Esta acción
es crucial, definitiva, para aposentar, dar firmeza, prestancia y seguridad en
el cargo al perjuro.
Que bien
orquestado parece todo. Que bien encajado. El perjuro queda legitimado, ante
toda la sociedad española, como nuestro salvador. ¿Quién osará de ahora en
adelante sembrar la más mínima duda de su entrega a España?
Yo.
España, antes
del glorioso alzamiento nacional, era una república legalmente constituida. Un
desastre, pero legal (ahora no estamos mucho mejor). Franco dio un golpe de
estado (ilegítimo, no hay que argumentarlo), nombró a un sucesor (ilegítimo,
por lo tanto), que juró los Principios del Movimiento Nacional para luego
perjurando, dar un golpe de timón.
Los españoles,
ante el miedo a la dictadura, se agarraron a un clavo ardiendo, y el clavo
entró más en el tronco de este país con el fallido intento de golpe de estado
de Tejero.
No hace falta
ninguna conclusión. Este hombre no es un representante legítimo, aunque nos lo
hayan querido legitimar a base de golpes de estado.
Los que
votaron aquel paso a la transición en forma de nueva constitución, es probable,
que más del 50% haya fallecido. La sociedad no es la misma, sus integrantes no
son los mismos, los votantes no son los mismos, los que tienen que decidir no
son los mismos. Si los políticos de ahora tuvieran algo de decencia, algo de
moral, tendrían que promover un nuevo referéndum para comprobar si la sociedad
actual, no la de 1978, está de acuerdo en que esta dinastía siga poniendo sus
pies en este país, o prefieren otro sistema, quizá una república, un estado
federal, o lo que decidan que para eso son los que mandan.
Ah, eso sí: “TODOS SOMOS IGUALES ANTE LA LEY ”. (menos yo que soy
inviolable)
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