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LA PEOR DE LAS DICTADURAS ES LA QUE SE DISFRAZA DE DEMOCRACIA
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martes, 5 de marzo de 2013

POPULISMO vs CORBATISMO


      
            Da la impresión de que el mundo de la política es un coto privado en el que sólo algunos privilegiados pueden cazar. ¿Por qué lo digo?, por la forma en que los políticos “profesionales” reaccionan cuando sienten una injerencia.
            ¿Qué es para ellos una injerencia?  Cuando cualquiera de otro ámbito que no sea el político irrumpe en su mundo, generalmente harto de sus mamonadas y dispuesto a poner sobre la mesa los problemas y la situación catastrófica por la que está pasando el país, un colectivo, un grupo social desfavorecido...
            ¿Cómo reaccionan los políticos ante esta injerencia?  Se sienten atacados y amenazados. Sienten intrusismo, que alguien está donde no debiera, que alguien trata de entrar en una parcela que no le corresponde. Creo que se sienten vulnerables y violados en su intimidad porque sus intimidades están llenas de trampas, porquería, falsedades y mentira. Ante la probabilidad de que sus inmundicias sean desveladas y reveladas, arremeten contra el “extraño” haciendo piña, aunque los que se unan sean de pareceres políticos completamente opuestos: “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.
            Normalmente, cuando un intruso entra en política no lleva el traje del discurso político y su forma de expresión es clara, concisa, concreta, directa, centrada, reivindicativa y transparente. Lo que en la calle expresamos como “llamar a las cosas por su nombre”. En el lado opuesto tenemos al discurso político, que es opaco, abstracto, vacío de contenido, generalista, acomodaticio, sin compromiso, ambiguo e inútil.
            ¿Qué actitud toman los políticos? Ante la amenaza que supone el peligro de su puesto de trabajo lo primero que hacen es atacar a ese elemento desestabilizador y tacharlo de “populista”.
            Este es el mensaje del político al uso: “populismo”. Los votantes queremos que los políticos nos digan claramente qué van a hacer y cómo; que tomen medidas rápidas y contundentes ante situaciones como las que estamos viendo todos los días: nepotismo, fraude, robo, mentira, comisiones, abuso de poder, falta de iniciativa por parte de la fiscalía, protección al rico y poderoso… Pero eso implica claridad de ideas y deseos de hacer su trabajo, que en el fondo no quieren. Se perjudicarían a sí mismos, así que deben seguir con sus discursos vacíos para que nada cambie y todo siga igual, donde al final, lo importante, es que ellos se enriquezcan, cobren sus supersueldos, abran puertas en las empresas privadas para el día que dejen la política,  y así, dejen sitio a los relevos que como ellos luchen contra los populistas.
            Cuando vean a un político hablar de populismo es que se siente amenazado. Escuchen al “populista” él está esgrimiendo las claves de la problemática que le ha hecho dejar su ocupación habitual para dedicarse a un mundo, la política, que en principio no había tenido en cuenta.

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