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LA PEOR DE LAS DICTADURAS ES LA QUE SE DISFRAZA DE DEMOCRACIA
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jueves, 17 de noviembre de 2011

LA MORDAZA DEL SR. RUBIALES

Cuando en 1975 murió el dictador se abrieron en España puertas a la esperanza. Puertas a la esperanza, a la libertad, no en el amplio sentido de la palabra, pero sí, por lo menos, en el sentido de poder expresarse, poder hablar, dialogar, debatir e incluso opinar de forma diferente, algo que no había pasado desde el 1939.

Cuando el resto de España fue “libre” quedó un reducto donde se cambió una dictadura por otra. En el norte de España hablar con libertad era imposible. Se podía criticar el poder central, los partidos nacionales, pero el miedo, el miedo a la represión, a ser señalado como españolista, o poco vasco, hacía que las bocas enmudecieran y los pensamientos no llegaran más allá.

Después de 35 años de dictadura nos encontramos con otros 35 de miedo a expresarse libremente. Mientras en España se sufrió un silencio obligado de 35 años, aquí esa cifra se multiplicó por dos. ¿Cómo expresarse si no sabías quién era el que se tomaba una caña junto a ti? Quizá tu contertulio fuera una persona dispuesta a dialogar, a respetar, pero el que te daba la espalda, el que hablaba en otro grupo no sabías quién era, no sabías hasta dónde llegaba su capacidad para respetar la opinión de los demás.

Encontramos una forma, una manera: el anonimato. De forma anónima, pero con mucha cautela, se podía participar en un diálogo abierto y respetuoso.

El blog del Sr. Rubiales me pareció un espacio para ello. Un lugar de desencantados con la política actual, con los políticos y su gestión, donde se proponía un castigo a través del voto en blanco como forma de llamar la atención a la clase política para que vieran que el camino que habían adoptado era el equivocado.

Pasados unos meses descubrí que esa no era la intención del Sr. Rubiales, que cargando las tintas en un lado de la balanza, y haciendo pequeñas concesiones al otro lado estaba siendo partidista, estaba intentando influir en la forma de pensar de todos aquellos que acudían a su blog. Lo malo no es intentar influir, lo que no creo ético es que te pongas una careta.

Así que después de 70 años de silencio el discrepar con el tono del blog me llevó a ser expulsado, a convertirme en troll. El Sr. Rubiales aplicó al blog la mordaza basándose en falsas acusaciones, las cuales no se ha dignado a debatir. Ese es el motivo de estos artículos. Podrá expulsarme, pero no me hará callar. Sr. Rubiales, le arrojo su mordaza a la cara. En otros tiempos suponía que me enviara sus padrinos, por el tema del honor, aún no se han presentado; claro, quizá es que para ello...